Ángel para un final

Ángel negro que me acecha
No te claves en mi entraña,
Sal, vete lejos, abre una brecha
No ganas nada tejiendo una telaraña,
No ves que se apago la mecha
Y ya el diablo escalo esta montaña.

Corre, huye, prepara el equipaje,
Llévate contigo el despecho
Rompe mi alma, si quieres hacer sabotaje,
Haz si gustas una danza con mi pecho,
Y baila un son con mis latidos… es un hecho

Busca el infierno en otros sueños
Agarra la cuerda y salta a otro pozo
Ya estos sueños tienen otros dueños
No quieras tu encerrarlos en tu calabozo.

Sírvete de los manjares de otros corazones
Ya este corazón vive en un destiempo,
Y ya no quiere escuchar de tus razones.

No!!! No me digas que tenga miedo de ti
Y que solo tengo que quererte a ti…

O acaso pides una ofrenda de mi dolor…

¿Cuánto hemos aprendido?

A lo largo de mis 33 años de vida, que a muchas/os le parecerán poco, pero la vida me ha enseñado que por pocos años que se tenga, no por eso no has vivido ni aprendido de los golpes que te da la vida, esos que te enseñan y fortalecen, a otros los hace más débiles, esos que tratas de olvidar y haces hasta lo imposible para que no se repitan; esas piedras que aparecen en tu vida y por mucho que quieras no logras apartar de tu camino ahí se quedan estáticas, inamovibles y te das de cabeza con ella una y otra vez… Ostias!!!

De esas he aprendido:

Que a veces es mejor callar para no hablar demás y parlotear.

Que solo puedo convertirme en alguien a quien se pueda amar, pero no que alguien me ame…

Que es más fácil pedir perdón, a perdonar y a que te perdonen.

Que más vale una palabra dicha en el preciso momento, a cien palabras escritas en una hoja de papel.

Que solo debes de dar concejos cuando te lo pidan o cuando la persona que lo necesite, la vida de ella esté en peligro.

Que solo yo soy la responsable de las cosas que hago y de lo que me sucede.

Que el número de años cumplidos no tiene que ver con las cosas que he aprendido, pero si las experiencias que he tenido son las que me han ayudado a alcanzar la madurez que he obtenido.

Que a veces es necesario perdonarte a ti mismo, antes de pedir perdón a los otros.

He aprendido a buscar en las miradas de otros, lo que no pueden decir con palabras.

Que el tiempo no es quien cura las heridas, solo el amor puede lograrlo.

Que lo que me ocurre o me pase, solo yo soy responsable de eso.

Que a pesar de las distancias la amistad verdadera y el amor pueden seguir creciendo, no importa cuán lejos estén.

Que no son las cosas que tengo alrededor sino las personas que me rodean las que están en mi vida, las que de verdad importan..

Son muchas las cosas que he aprendido que aun me faltan por escribir y son más las que todavía tengo que aprender.